Silvia Nanclares: “Es un momento de una abundancia emocionante en cuanto a lo que las escritoras podemos contar desde lo femenino”

La Casa-Museo Pérez Galdós acoge el día 13 de noviembre, a las 19:00 horas, una nueva sesión del ciclo ‘Escritoras en la Casa-Museo’ con la participación de la escritora y dramaturga Silvia Nanclares, que ofrecerá la charla titulada ‘Contarnos en la multitud. Autosociobiografía o autobiografía colectiva desde el yo’.

En este encuentro, Silvia Nanclares reflexionará sobre los límites entre lo íntimo y lo colectivo en la escritura autobiográfica. A partir de su última novela, Nunca voló tan alto tu televisor, la autora explorará cómo narrar un período de la historia contemporánea desde una voz personal, pero enraizada en un imaginario compartido.

El título de tu charla, “Contarnos en la multitud. Autosociobiografía o autobiografía colectiva desde el yo”, plantea una idea poderosa: que lo personal también puede ser político. ¿Cómo nace esta reflexión?

El término autosociobiografía lo acuñó la Nobel francesa Annie Ernaux para intentar definir su método como escritora. Escribir de lo vivido, autobiográficamente, pero con una fuerte mirada sociológica, tomándose casi ella misma como objeto de estudio. ¿Y qué mejor que heredar metodologías de nuestras maestras? Y este enunciado de “contarnos en la multitud” surge al tratar de ponerle un nombre a lo que había hecho en mi última novela, donde hablo de mí, pero como parte de una colectividad. 

En tu última novela, Nunca voló tan alto tu televisor, exploras la memoria individual dentro de una época compartida. ¿Qué te interesaba narrar de ese cruce entre lo íntimo y lo histórico?

Justamente, al acabar la novela me di cuenta de que algo así como la historia, con mayúsculas, era la protagonista, el devenir histórico, pero, al contrario de lo que haríamos en un ensayo histórico, esa historia estaba encarnada en los conflictos de los personajes.

¿Qué papel juegan los medios, especialmente la televisión, en la construcción de esa memoria generacional que retratas?

En la década que aborda el libro (1976-1986) era el medio masivo por excelencia, con un alcance, sobre todo, simultáneo, que no volveremos ya a experimentar con el inicio y posterior auge de la segmentación de contenidos. Además, el relato lo tenía en exclusividad la televisión pública, con todas las consecuencias para la construcción de la identidad de un país que estaba viviendo una transformación radical.

A menudo escribes desde un yo muy consciente de su tiempo, de su género, de su contexto. ¿Qué riesgos o libertades implica escribir desde esa primera persona tan situada?

El primero, obviamente, es el sesgo, la versión de los hechos que instaura la subjetividad. Pero justamente ese sesgo también imprime una autenticidad a lo contado, una mirada. En esta novela, además de mi mirada, he plasmado otras subjetividades por lo que se crea una suerte de polifonía de miradas subjetivas.

Tu trayectoria une dramaturgia, narrativa y activismo cultural. ¿Qué heredas del teatro cuando te sientas a escribir una novela?

Esa polifonía que comentaba se crea mediante monólogos de los personajes o mediante el cambio de foco de un narrador omnisciente (que representaría a esa Historia que comentaba antes) que se va pegando a diferentes personajes. Todo el mundo observa al leerlo que aquí se me ve el oficio dramatúrgico, esa escritura basada en la acción y en las diferentes máscaras (personajes) que van tomando la voz.

Has abordado temas como la maternidad, la memoria o los cuidados con una mirada crítica. ¿Sientes que las escritoras de hoy están ampliando los límites de lo que puede contarse desde lo femenino?

Sin duda. El canon se está descentrando. Es como si se hubiera desbordado una presa (y una prosa) de voces que históricamente habían sido silenciadas. Al menos en el uso de la primera persona autobiográfica. Es un momento de una abundancia emocionante.

Formas parte del podcast literario Tomo y Lomo, que acerca la lectura a nuevos públicos. ¿Qué te aporta ese espacio sonoro que no te da la página escrita?

Con la escritura de guion y la locución de radio, en general, adquieres un sentido de la oralidad muy marcado, de la respiración, de la sencillez, y una urgencia por ir al grano, cuestiones que a veces se opacan deliberadamente en la escritura literaria, más marcada por la forma y la expresividad. Es un código en el que el lenguaje per se no puede ser protagonista ya que está siempre al servicio de la comunicación. Y luego te da un contacto muy directo con lo efímero (aunque eso ha cambiado con el podcast). 

¿Cómo ves el momento actual de la literatura española escrita por mujeres? ¿Crees que estamos viviendo un cambio real en la visibilidad y el reconocimiento?

Solo hacer falta pasearse para ver quien lee en el transporte público, quien usa las bibliotecas y las librerías, quien desborda los clubes de lectura y los actos culturales. Es una participación desbordante la de las lectoras que implícitamente buscan voces de iguales. Ese reconocimiento demanda más participación de autoras y ahí se está creando un ciclo virtuoso entre lectoras y autoras que es una gasolina estupenda para este nuevo estado de cosas.

Esta charla se celebra en la Casa-Museo Pérez Galdós, un lugar profundamente ligado a la observación de la sociedad. ¿Qué crees que diría Galdós de nuestra manera actual de contarnos?

Madre mía, qué gozada y qué privilegio sería contarnos con su aguda mirada en estos días, ¿verdad? Creo que nos acusaría de petulancia y egocentrismo, me temo, aunque también intuyo que sería un carismático cronista y creador de contenido en este tiempo acelerado.